Cada día son más los centros hospitalarios que contemplan el que la mujer esté acompañada en todo momento durante el proceso de dilatación, parto (si éste trascurre de forma normal y sin instrumentación), y postparto inmediato.
Muchas parejas deciden que sea el futuro papá quien esté presente, acompañando y apoyando a la mujer embarazada, lo que para el hombre será un momento doblemente importante: el de la llegada al mundo de su bebé, y el acompañamiento de su mujer en todo el proceso del parto. Para la mujer que está dando a luz, el “simplemente estar” de su pareja va a ser en muchos casos más que suficiente. Pero existen además herramientas concretas para que la mujer se sienta acompañada, protegida, e incluso aliviada.
El masaje puede sernos también de gran ayuda, no sólo durante los momentos previos al parto, sino también en las últimas semanas del embarazo, cuando el aumento de peso nos hace sentirnos más pesadas, y las preocupaciones, miedos y tensiones por la llegada del bebé pueden acumularse en nuestro cuerpo en forma de tensión de hombros o espalda.
Cuando se aproxime el momento del parto, y empecemos a sentir las contracciones (que todavía no sepamos si son “las de verdad” o son sólo “pródromos del parto”), nos será de gran ayuda y alivio tener una figura de apoyo, que sepa cómo relajarnos, e incluso ayudarnos con posiciones y ejercicios adecuados para disminuir las molestias.
Durante el proceso de dilatación, que puede ser más o menos largo, y que constituye un esfuerzo importante para la mujer, una mano cálida haciendo una presión adecuada sobre nuestro sacro puede disminuir la incomodidad de esta zona. El espacio de tiempo entre contracciones es el momento en el que respirar, relajarse y prepararse para la siguiente contracción. De nuevo, un masaje o una presión adecuada puede ayudar a recobrar aliento y a seguir avanzando hacia el mágico momento de tener a nuestro bebé en los brazos.
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